lunes, 8 de noviembre de 2010

El firmó un contrato fijo
para atar a la chica a la que quería
No uno temporal, a fin de obra
o por obra y servicio
Quiso obligar al sol a salir cada mañana
a la lluvia a caer a una hora fija
al viento a soplar cada atardecer
al mar a estar plácido y sereno
a los pájaros a cantar en primavera
a los niños a jugar, callados, en la tierra
Ella selló un contrato fijo
con sus firmas y el sello del juzgado
Papel oficial, los carnets compulsados
Contrato de propiedad, de uso debido
Allí quedó en la estantería
en el disco duro de un ordenador
en una sala fría
Allí quedó el contrato, frío e inerte
cuando el único contrato fijo de la vida
es el que firmas con la muerte

Juan Carlos Urbon

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